Notice: Function _load_textdomain_just_in_time was called incorrectly. Translation loading for the wordpress-seo domain was triggered too early. This is usually an indicator for some code in the plugin or theme running too early. Translations should be loaded at the init action or later. Please see Debugging in WordPress for more information. (This message was added in version 6.7.0.) in /home/zotogmvb/vivircomoceliaca.com/wp-includes/functions.php on line 6114

Warning: include_once(/home/zotogmvb/vivircomoceliaca.com/wp-content/themes/codate/interfaces/object.php): failed to open stream: No such file or directory in /home/zotogmvb/vivircomoceliaca.com/wp-content/themes/codate/functions.php on line 7

Warning: include_once(): Failed opening '/home/zotogmvb/vivircomoceliaca.com/wp-content/themes/codate/interfaces/object.php' for inclusion (include_path='.:/opt/cpanel/ea-php74/root/usr/share/pear') in /home/zotogmvb/vivircomoceliaca.com/wp-content/themes/codate/functions.php on line 7

Notice: La función _load_textdomain_just_in_time ha sido llamada de forma incorrecta. La carga de la traducción para el dominio redux-framework se activó demasiado pronto. Esto suele ser un indicador de que algún código del plugin o tema se ejecuta demasiado pronto. Las traducciones deberían cargarse en la acción init o más tarde. Por favor, ve depuración en WordPress para más información. (Este mensaje fue añadido en la versión 6.7.0). in /home/zotogmvb/vivircomoceliaca.com/wp-includes/functions.php on line 6114
El caso de la celiaca versus el médico - Vivir como Celiaca

Written by 2:10 pm Blog, Historias de vida • 2 Comments

El caso de la celiaca versus el médico

¡Pero si eso no existe!, fue la respuesta del profesional ante mi revelación de que padecía de la Enfermedad Celíaca. Me recomendó que fuera al psiquiatra, pues a su juicio lo que yo padecía era una mezcla de desórdenes alimenticios mezclados con mitomanía. Mi diagnóstico para él: “delirio mesiánico”.

Ya pasaba los 30 años cuando en una fiesta conocí a un médico general recién recibido en Cuba. Debo confesar que era un tipo bastante observador, pues notó que yo no consumía nada de lo que estaba en la mesa. Me pregunta el por qué y le respondo que padezco de Enfermedad Celiaca, me mira con cara de incrédulo y me dice: “¡Pero si eso no existe! Está comprobado que son problemas psiquiátricos ligados a desórdenes alimenticios”. Nuevamente entre líneas acusada de loca, anoréxica o bulímica. 

«Seguí oyendo sus argumentaciones conspiranoicas y muy alejadas de la ciencia y la medicina, hasta que llegó mi turno…Debo decir que arruiné la fiesta…» 

Vivir como Celíaca.

Me recomendó que fuera al psiquiatra, que me debía medicar y difamó la profesión médica hasta el hartazgo, pues según su juicio profesional el diagnóstico hacia mi persona era una mezcla de desórdenes alimenticios mezclados con mitomanía. Mi diagnóstico para él era “delirio mesiánico”.

Muchas veces suelo sonreír ante dichas estupideces, pero esta vez no lo hice. ¡No podía creer que un profesional de la salud, un doctor, me dijera tamaña barbaridad! Remató su argumento con “es sabido que los laboratorios, farmacéuticas y médicos en este país están coludidos para inventar enfermedades”. Creo que a esa altura mi cara ya estaba deforme. Y cuando le pedí pruebas de sus aseveraciones, se remitió a decirme que buscara en Youtube.

Reconozco que me reí como nunca frente a esa respuesta del médico que por lo demás cabe mencionar que no era broma, hablaba en serio. 

Los médicos deben comprender la necesidad de información de los pacientes.
Cuando le pedí pruebas de sus aseveraciones, se remitió a decirme que buscara en Youtube.

Muchas veces suelo sonreír ante dichas estupideces, pero esta vez no lo hice. ¡No podía creer que un profesional de la salud me dijera tamaña barbaridad! Remató su argumento con “es sabido que los laboratorios, farmacéuticas y médicos en este país están coludidos para inventar enfermedades”. 

Vivir como Celiaca.

Seguí oyendo sus argumentaciones “conspiranoicas” y muy alejadas de la ciencia y la medicina, hasta que llegó mi turno. Me remití a decirle de manera muy directa: “Querido, las diarreas no me las imagino”. 

Debo decir que arruiné la fiesta, varios empezaron a toser para romper el incómodo silencio, otros pidiendo el encendedor y otros mirando el reloj diciendo que ya era tarde y que debían irse, mientras mi “estimado” médico cubano hundía su cara en su copa de pisco sour. 


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