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Gracias a su invaluable aceptación de este espacio, en el cual se evalúan distintos alimentos certificados como Gluten Free disponibles en el mercado y que sometemos a un exigente paladar para así entregarles mi más honesta opinión sobre aquellos que podrían no granjearse el título a los más populares en cuanto a sabores, hoy les dejo la segunda guía «Sorry not sorry», donde se incluyen aquellos productos con los que deberás esforzarte un poco para que lleguen a agradarte. Y aunque entiendo perfectamente que en gustos nunca podrás encontrar una sola opinión, de todos modos encontrarás aquí una simple orientación o «preview» de lo que podrías encontrar si te arriesgases a probarlos.
Sin más preámbulos, te invito a leer la opinión sobre algunos productos que sometimos a examen y realmente no pasaron la prueba del exigente paladar. Sólo para que lo tengas en cuenta.
Double Chocolate Brownie Ball: «Yo paso»
Compré súper entusiasmada este Brownie Ball creado por RooBar, de origen Belga, que es gluten free, vegano, orgánico y destaca que no tiene procesos de cocción, pero seré honesta, casi lo escupo.
Empecemos por la porción, es pequeña en dimensiones, pero pesada y la apariencia no es muy apetitosa, pero fui optimista y no juzgo a un libro por su portada. Di el mordisco y el sabor que me inundó fue el de higos secos, un sabor que nunca se va, es lo único que mascas, higos. Dice que trae trozos de coco, doble chocolate (porque además de cacao tiene chips de chocolate), bourbon, jengibre e inclusive sal de mar, yo sólo mascaba higo. Jamás sentí algo similar a un brownie ni en sabor ni en textura, así que -a menos que seas fan de los dátiles- es para ti, pero yo paso.
Walnut Chocolate Chip: «Una decepción»
Estas galletas británicas me rompieron el corazón. Las busqué durante mucho tiempo, pero cuando las encontré y probé fue como rememorar mi primera decepción amorosa.
Se veían tan suculentas, el envase te llamaba a comerlas, pero debo reconocer que fue el dinero más malgastado en galletas. Por lo delicada de las harinas libres de gluten, el primer problema que encuentras es que el producto está convertido casi en polvo, no se preocuparon de que las galletas no se molieran al punto de parecer harina, pues les faltó un ingrediente que las compactara mejor.
Lo segundo, el sabor no es del tanto desagradable, pero al leer luego de probar sus ingredientes, pude descifrar a qué me sabían, pues a garbanzos con azúcar. Sin contar que la consistencia, una vez en la boca, deja harto que desear; se vuelven pegajosas y se pega en los dientes y paladar. Por su alto valor y lo poco que ofrecen, para mí es un «Sorry not sorry».